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Los planes del centro y la remo delación de la Plaza de Bolívar

Hace un mes expresé mi inconformidad frente al proyecto de la Calle de la Fundación que pretende adelantar la administración municipal, con el argumento de que era inoportuno y que la cicloruta incluida era un concepto equivocado.

Quienes tienen la responsabilidad de planificar y administrar la ciudad y, también, quienes desde la perspectiva gremial quieren ayudar en estos menesteres, deben cotejar las ideas, las intenciones y los propósitos de ciudad con las realidades físicas y sociales que tenemos.

Todos los colombianos apreciamos y aplaudimos el proceso de cultura ciudadana que desarrolló, hace algunos años, Antanas Mockus en la capital de la República, y muchas ciudades de Colombia se empeñaron en imitarlo. De igual manera sucedió con la tarea de gobierno de Enrique Peñalosa. 
Admiramos la transformación que operó Bogotá. Privilegiar el transporte público sobre el privado, dotar la ciudad de casi un millón de metros cuadrados de espacio público, especialmente en parques y ciclovías, y posicionar la bicicleta como símbolo de su filosofía de transporte limpio, fueron también ideas que quisimos imitar.

Es lógico, apenas natural, que queramos copiar lo que otros hacen bien. Pero cada idea y cada proyecto que se quiera traer debe adaptarse a la realidad de cada ciudad y evaluarse primero en términos de conveniencia y pertinencia. No todo lo que es bueno en otras partes es bueno para Pereira.
Copiamos el Transmilenio, pero lo hicimos mal: Lo construimos sobre calzadas existentes en vez de hacer vías nuevas, sin dos carriles para permitir sobrepasos y rutas expresas, sin puentes peatonales y sin rutas transversales.

Ahora pretendemos importar el concepto de la bicicleta como mecanismo de transporte. Será otra imitación mal aplicada a nuestra ciudad. Pereira no es plana. Topográficamente es muy ondulada. Imaginar una malla de ciclovías que la recorran es también otro despropósito. Sólo ciclistas profesionales serían capaces de escalar desde el río Otún a la Plaza de Bolívar, o subir la avenida circunvalar hasta La Rebeca, o bien ascender a Los Álamos y a la Universidad Tecnológica. ¡Y ni hablar de venir de Cuba o del Poblado al centro! Me pregunto si nuestros urbanistas montan en bicicleta y si saben del esfuerzo que significa subir en ella una pequeña colina. No parece. En Pereira es imposible pensar en proyectos distintos de ciclovías recreativas en algunas calles planas y los fines de semana. Y eso no significa privilegiar al automóvil; es solo sensatez.

Ahora nos dicen que van a remodelar la Plaza de Bolívar. A cuentagotas nos van hablando de proyectos que nuestros planificadores diseñan y después socializan. Uno mi voz a la expresada respecto del tema por el editorial de este periódico el pasado sábado. Después de un largo y concertado análisis, acompañado por grandes arquitectos y urbanistas, resolvimos la disyuntiva de si Pereira debería tener plaza o parque de Bolívar, y veinte años después creo que no nos equivocamos.

Remodelar la plaza no es una prioridad. Lo que funciona mal en ella no es precisamente físico.

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